Y ni siquiera he empezado a vivir, a sentir esa respiración profunda que intuyo que existe aun faltándome la certeza necesaria para afirmarlo sin que el perfil de la duda me aceche con voz de pregunta sin respuesta.
Háblame de historias que nunca han ocurrido, cuéntame que todo fue tal y cómo debía ser. No te olvides de callarte lo que viene después de los finales felices. Así recordaré siempre bellas imágenes estáticas eternamente armónicas, así no conoceré el silencio que prosigue al final de una risa o de una canción.
Así no volveré a encontrarme con el retumbar de mil preguntas que no sé responder.
Y olvidaré por un leve momento el sabor de aquellas fugaces sensaciones que se resisten a abandonarme.