lunes, 24 de enero de 2011

Cánace


Perdieron su nombre entre fuego y acero
¡Oh, desdichado espíritu de bosque encantado!
Su cuerpo fue esculpido en la corteza de árbol
Antaño refugio del abrazo de la Madre raíz

Vaga ahora la huérfana sin rumbo ni rostro
Al impulso de delicadas ráfagas de viento
Propagando la voz ronca de la anciana tierra

Su aliento embriaga de dulces aromas traídos del olvido
Del antes de las chimeneas y los monstruos humeantes
Antes de que la mancha infecta maldijera al hombre
Enfermando cuerpos y enterrando el cielo y los astros

sábado, 15 de enero de 2011


Niebla en los ojos, seísmos, retumbar arrítmico.
El mundo se diluye, todo pierde su forma, nada es como fue, o quizá nunca existió nada de todo aquello. Y ahora que despierto me creo aún en un mundo de ilusiones y espejismos: todo aparece y desaparece. De repente, no hay suelo que me sostenga y me creo a punto de precipitarme a un vacío que todo lo envuelve. Sin embargo, la realidad vuelve a dibujarse: alguien crea y destruye a placer la dimensión donde mi mente se encuentra. Levanto los brazos al cielo y no-cielo. Suplico compasión a un ente inexistente. ¿Si deseo e imagino que es real, de alguna manera, no empieza a "ser"? ¡Ansío tanto estar en lo cierto...! De lo contrario, no hay esperanza para mi mundo de reflejos desvaídos.
¡Levanta tu voz! No permitas que mis palabras retumben ignoradas e inútiles, sin respuesta o mentira alguna como triste consuelo.

viernes, 14 de enero de 2011


Me siento en lágrima transformada,
navegante de los ríos que surcan tus mejillas.