viernes, 22 de julio de 2011

Der Vogelkäfig

Borraré todas las conversaciones en las que intenté hablar sin frases pre-cocinadas, envueltas en frío plástico, con abre fácil. Me haré consumista y artificial, una copia más, una marioneta de expresión congelada. ¿Quién controlará mis movimientos? Hará que camine para ahí o para allá, que gire, suba y baje escaleras, dé la mano, dos besos, o un abrazo breve e incómodo. Podrá hacer que pronuncie palabras bonitas, dulces, alegres o tristes. Pero todas sonarían igual. Lo sé. Pase lo que pase me guardaré la música para mí, y eso es lo único que jamás me podrá ser arrebatado. Tal vez me rebele y me de por bailar en medio del metro si sube al vagón un hombrecillo con un trombón, tocando una polca, hablando extrañamente en un italiano de acento árabe. El resto de pasajeros me observarían sorprendidos al haber aceptado sin miedo tan absurda escena. Puedo imaginarlo. Como aquel salón de techo alto con la mesa de cristal azul oscuro que vi mientras estaba sentada en un decadente bar sin ningún encanto.

lunes, 4 de julio de 2011


Era de noche pero no se veía a la luna. Quizás por eso ella andaba como perdida e insegura por la calle, sin saber exactamente a donde dirigirse. Él la miraba y pensó que tenia esencia de mariposa amarilla, aroma a bosque, voz de cuento y ojos de laguna encantada. ¡Qué cosas tan extrañas se le ocurrían aquella noche! Debía ser la ausencia de la luna, o quizás aquella figura desvalida era la misma luna, que había bajado a la tierra por alguna causa desconocida, por algún oscuro secreto.


domingo, 3 de julio de 2011

Lástima


Mañana te lo explicaré todo para que puedas entenderme, si eso es posible, me dirás. ¿Por qué no creérlo? Me gustaría que volvieras a ser el soñador de antes, cuando percibías la verdad oculta de los cuentos de hadas que te explicaba con voz dulce. Sí, vivo en el pasado, tienes razón. Pero eso es mejor que vivir indiferente a todo como tú, que ya eres más sombra que persona.

Espero que cuando mañana te lo explique consigas entenderme porfín. Aunque preferiría que te entendieras más a ti mismo y volvieras a tener brillo en la mirada en vez de edifícios grises...
No, no me pasa nada, ese es el problema. Necesito girar y girar todo el tiempo para no marearme y por eso no puedo parar, no puedo dejar de dar vueltas aun sintiendo el mundo desvaneciéndose. Ya, sé que no entiendes nada de lo que digo, tranquilo, no importa. Solamente desearía que intentaras recordarte de antes, de cuando sí encontrabas sentido a mis palabras. No te acuerdas, ¿verdad?. Lástima.