lunes, 23 de abril de 2012

Seguramente haya estado caminando siempre encima de suelo fúnebre; cementerios antiguos donde fueron olvidados los restos al morir el último que llorara el recuerdo de alguno de los fallecidos que yacían durmiendo bajo tierra. Yo también quiero ser abrazada por las raíces: volver al principio.
He roto espejos. He visto mi deformación gradual al reconstruir los pedazos una y otra vez. Pero eso lo hace tanta gente que siento vergüenza de mi vulgaridad. Me refugio en mis rarezas, por traerme en su extraño semblante la posibilidad de una identidad. Cuando llueve salgo a afuera a acompañar a la lluvia en su lamento, porque no soy nada más de lo que soy, y desearía ser lo imaginado, el revestimiento de la pesadilla de detrás la ventana de cortinas rojas. Subo al escenario haciendo crujir la madera bajo mis pies, concentrándome en este ruido al no poder percibir nada delante mío; nada más que luces desnudándome a la vista de rostros ciegos. No esperéis nada de mí; ningún bello salto, ninguna grácil nota, ni siquiera una cómica mueca. Yo solo he venido a ser no-vista para poder ser arrastrada por la tormenta a los refugios del olvido.

lunes, 16 de abril de 2012

¿Sabes lo que es gritar en silencio? Mi habitación está inundada de voces mudas y yo ya tengo la lengua cortada de saborear papel. Quise suplantar la piel por letras, quise alimentarme artificialmente a base de irrealidades e imágenes ciegas. Mi mundo se compone de tullidos. Y yo ya no tengo perfil; soy coja y manca, tuerta y ciega, muda y sorda. Me sorprende y molesta que aún exista[s]

jueves, 12 de abril de 2012

¿Por qué antes de ver tus facciones sentí, sin más, la esencia escondida de tu ser? Te vi tan clara y tan llena de sombras ¿Cómo contener el impulso de acercarme, de quererte conocer?

Te me escapabas: me era completamente imposible abarcarte en una única imagen, porque a cada momento, a cada movimiento que dieras, por leve que fuera, desaparecias y volvías a aparecer. Como si tu ser no tuviera límites, como si tu contorno fuera hecho de humo y tu perfil se resistiera a ser definido. Te me antojabas una pintura aún por terminar; una pintura que a cada nuevo trazo, nueva pincelada de color, dejaba a atrás su anterior forma para construir encima de ello y convertirse en algo completamente nuevo y diferente. Aunque tú parecías no tener fin en tu transformación. A veces, tenía la sensación de que retrocedías a una imagen anterior, pero se trataba únicamente de su fantasma y no de su forma original exacta. Nunca eras la de antes. Y éso te provocaba la fragilidad propia de lo ilusorio, de lo que permanece en equilibrio entre lo que es real y lo que no; en cualquier momento podías abandonar las orillas de la existencia y sumergirte para siempre en lo profundo del mar. Por ello, cada vez que nos encontrábamos y te marchabas sentía una punzada de miedo por si ese encuentro se convertía en el último. Mi adiós era siempre sincero; un adiós que englobaba toda la seriedad de la palabra.

domingo, 8 de abril de 2012

La posibilidad de la imagen ciega

La imagen es el núcleo central del circuito de relaciones contemporáneo. Las palabras suscitan la imagen pero no lo son en sí; provocan una vía de contacto diferente, un rodeo que cruza con caminos ocultos de insospechada belleza y posibilidad: la posibilidad es el vacío entre un paso y otro. La acción de caminar mueve, pare y asesina a todo lo que engloba lo posible. Presentir en el presente en que se lee algo que pasa a lo que se leyó y que muere a cada zancada, a cada posibilidad que le otorga vida y muerte en un suspiro, en un pensamiento: ello, es parte central de la magia de la imagen vista por las posibilidades de la imaginación y no por los límites propios del mundo sensitivo. La mente engaña. La vista miente por partida doble al ofrecerse como irrevocable por su vinculación con la realidad: la imagen mimética.