lunes, 27 de septiembre de 2010

un mundo frágil


Y la tierra empezó ha temblar, resquebrajándose su superfície, abriéndose en ella profundas grietas; heridas latentes en busca de sus entrañas.
De repente aquello que sostenia, que daba seguridad y el valor para avanzar, todo, se hundia y perdia su estabilidad. Ahora el mundo era un desierto de arena traicionera que devoraba sin piedad toda alma presente.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Respira.
El salón se encuentra a oscuras, únicamente iluminado por las velas de encima de la mesa. Los rostros de los presentes se convierten en sombras sin facciones. Sólo se pueden vislumbrar sus grotescas sonrisas, demasiado amplias, demasiado tensas para ser verdaderas. ¿Por qué sonríen, pues? Todos me observan con la expresión congelada: "Hoy es tu día" me dicen, invitándome a celebrarlo. Pero soy incapaz de sonreír. El silencio se adueña de la sala. Las sombras se enfadan. Me reprochan no querer albergar la felicidad en mí, de preferir y escoger la melancolía como compañera de juegos. Me culpan de la tristeza que embarga la velada: "Siempre estarás sola, la gente quiere ver sonrisas a su alrededor" me dicen, en un intento de asustarme: "¡Alégrate! ¡Vive!" ¿Qué quieren decir? yo ya vivo. Estoy viva. El dolor que siento es la prueba irrefutable de ello.
El enojo de los presentes va aumentando. Algunos se levantan y me zarandean cogiéndome de los hombros: "¡Sé feliz!" gritan. Al ver que mi reacción no llega van abandonando la mesa uno detrás del otro.

"¡Tienes que ser feliz!"

Observo las velas ya casi consumidas del todo. La cera resbala y cae en el pastel. ¿Acaso ésta es su forma de llorar? ¿También se sienten tristes? Me pregunto.

Debes ser feliz!"

Las lágrimas resbalan por mis mejillas y caen encima de la mesa. ¿Sabéis? No lloro por mi ahora, lloro por vosotros, por vuestra ceguera ante la infelicidad que creéis no sentir. ¡Ser feliz no es una obligación, no tiene que ser un deber! grito: ¡No se puede obligar a uno mismo o al otro a serlo! ¡Tenemos que tener derecho a la tristeza! Derecho a llorar en público si el corazón nos lo pide...
Las sonrisas falsas no hacen más que deformar vuestros rostros, y que así seáis incapaces de reconocer el reflejo de quién os mira dentro del espejo. Sed valientes... suplico: no tengáis miedo al vacío.

Esta vez no soplaré para apagar las velas porque no quiero verme consumiéndome como ellas, sin aire. No quiero soplar para intentar alejar de mí el dolor que siento a cada respiración.

Respira.

Una voz oculta canturrea cumpleaños feliz.


jueves, 16 de septiembre de 2010


Gritar hasta sentir expulsar de mi cuerpo la tristeza que encoge al corazón sin motivo aparente, las lágrimas traicioneras que se evaporan sin llegar a derramarse, el miedo que angustia y enferma el cuerpo y la mente:

Todo fuera.

Y quedarme vacía y sola, acompañada únicamente por el eco de mi grito.