lunes, 31 de diciembre de 2012


Ahí estoy yo, niña y rueda que gira y gira, figuras de un escenario de irrealidades capaces de usurpar inocencias. Nunca fui acción, nunca hubo actuación. Yo nunca fui yo ¿Donde estoy? ¿Donde está el no-lugar del no-ser? ¿Donde se halla la negación?

miércoles, 26 de diciembre de 2012


Anhelo escribir hasta que llega el momento en que he de hacerlo,
chasquido de mi pecho que me empuja a donde no puedo pisar.
Anoche desperté solo para darme cuenta que nunca hubo un anoche,
el cartón quedó sin pintar, sonata columpio sin niño,
añoranza que se balancea en la ausencia; mis ausencias.
Me destroza este ver cómo tus huellas se alejan y las mías, cobardes, 
permanecen en la orilla impasible al grito del agua; tuyo y mío.
Ambos alargando extremidades para palpar la nada
y sujetarla en nuestra locura dulce y acogedora.
Pensé en llorar. No lloré. Mi sensibilidad ya solo reacciona a la simulación.


lunes, 24 de diciembre de 2012

Mi yo recompuesto

Yo no pedí ser creada.
Empieza el simulacro: el tú habla con el yo de un él ausente. Todos apelamos al engaño de una síntesis identitaria. Advierto: yo no escogí mi nombre, no fue una elección. Así pues, ¿qué puede esperarse de un principio opresor?
Repito: yo no pedí ser creada.
Este momento ya ha pasado, se retuerce hacía el presente, después el pretérito, y la espera futura acechante entorno al re.
Recreo reexperimentando un reencuentro recompuesto en la recreación. Erre que erre. Frustación de la escala musical.
Repito: yo no pedí ser creada.


miércoles, 19 de diciembre de 2012

Historia de una historia: el paréntesis

El hombre desierto y la mujer océano concibieron a una frágil niña, de nombre Janina. Libre y desdichada. El mar la arropó una única vez para que pudiera sentir nostalgia por el pasado. El viento, aquel viento acusador, jugó con sus cabellos para tener un rincón en su memoria. Janina caminó por ambos mundos buscando preguntas, rehuyendo respuestas. Sus pasos apenas dejan huella en la tierra; siempre olvida de donde viene, pero sus ojos recuerdan cada puesta de sol en penitencia por el día fallecido. También recuerda en los momentos en que se detiene en el camino para reencontrarse consigo misma la mirada oblicua de su padre, lo poco que recuerda de él a parte de una sombra desdibujándose en la playa. De su madre ni siquiera recuerda una silueta, pero sí unas manos pequeñas y blancas, similares a las suyas, sujetándola como a un objeto extraño. El resto se encuentra impregnado por el murmullo de un canto dirigido al Todo. La madre únicamente le dio la vida, un regalo o una maldición, ella no lo sabe. Sí sabe que el nombre lo escogió él.
La historia de Janina empieza antes de su nacimiento. No se ha alzado como figura central de su vida hasta ahora jamás contada. Al igual que todo principio, no guarda recuerdo. Empezó en la nada; una nada no arrelada en el vacío, sino en el desconocimiento.
Janina es la última extranjera; su soledad es física. No descifra los rasgos humanos, posiblemente por sus ausencias de niña herida. Cuando se encuentra con otro ser vagabundo se desconcierta y, temerosa, huye antes de poder intercambiar palabra. Nadie la ha oído hablar, aunque ella cree que sabe hacerlo, sobretodo en sueños. Janina habla, pero nunca con un tú que le responda; Janina se refugia en el misterio indescifrable de la pregunta muda. Permanece en el amparo del interrogante. Ella misma es un interrogante.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Not I

Habitamos la tierra de los olvidados
entre rostros conocidos, rostros de nadie,
nuestros rostros: nuestros pasos.
y caen, caemos al no haber mundo que pisar.

martes, 11 de diciembre de 2012

La madre nunca habla y la hija teme el día en que lo haga. Recuerda un murmullo detrás de la cortina, una melodía abortada. Después el golpe del cuchillo encima de la encimera cortando tendones. Desaparece el murmullo. La hija vuelve a sumirse en la cotidianidad. De tanto callar olvidó la libertad del canto. Aquella mujer había sido cantante, artista de pies ligeros. Nadie recordaba esos pasos inquietos. Una muerte real.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Spiegel

Me gusta el cristal. Su transparencia nos devuelve la misma imagen distinta. Puede ser frío, puede ser cálido, pero nunca por voluntad propia. Es lo que su forma hace que sea; tan poderoso, tan frágil. Cuando se rompe puede tener una muerte lenta, al paso de una grieta alargando sus garras, y ¡zas! caen y caen lo que antes había, fue, hubo sido, sin tener la verdad de ser. El cristal chilla al descomponerse y maldice. Su grito desgarra la carne, sus pedazos, esparcidos en la fugacidad de lo eterno, lloran. Restos melancólicos; restos de restos hundiéndose en la inexistencia.

lunes, 26 de noviembre de 2012

-Hay algo moviéndose.
-¿Donde?
-Donde no es aquí.
-Ah.
-(levanta el brazo arriba) Dirección: una acción que sabe a donde va. Estático: estar sin tener por ello que saber hacerlo, ni siquiera tener que hacerlo.
-(mirando al otro lado) Me dirijo a ti con cordialidad (da la mano al vacío) Pareces realmente inteligente ¿eres o fuiste filósofo tal vez? 
-No lo recuerdo. (perdido)
-Lo que se mueve, ¿sabes? yo no sé, pero se mueven y son como aves, quizás sean aves, tienen plumas y pico, las plumas son suaves: huelen a sueño.
-¿A sueño?
-Es como dormir: una pluma es como dormir.
-Se mueven y tienen sonido ¿o ruido? (se toca las orejas) aquí veo; aquí lo veo. Unos zapatos se mueven y hacen toc, toc, toc: la casa abre una puerta.
-¿La casa decide abrir una puerta?
-Es parte de su cuerpo.
-Ah ¿y qué había dentro de ella?
-No... no lo recuerdo.
-(Las manos tapándose los oídos) Sí, ahora puedo verlo mejor: la  rugosidad de la corteza de un árbol con las hojas despeinadas por el viento, agua encima de agua.
-(Se palpa la piel de la cara) ya oigo: granos de arena, de arena de una playa, de una playa de un mar, de un mar de una línea que lo cruza de un lado para otro.
-(gira bruscamente la cabeza al lado contrario) ¡Y barcos! ¿Hay, habían barcos caminando en el agua?
-No lo recuerdo.... yo (le señala a él) tú (se toca la cabeza)
-(a la vez) ¿Quién pregunta?

jueves, 22 de noviembre de 2012

A ti te escribo:
abstracción de los hechos, polvo de antigualla; último aliento del deseo.
Revives para volver a sufrir.


viernes, 16 de noviembre de 2012

Perdona, dice, perdón, repite repetición. He aquí el problema: no hay nada que perdonar.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Ser tímida

¡Oh! No hagas nada, así está bien. No sea que rompas expectativas de golpe. Encoje la espalda y dedícate a hacer ver que no sabes hablar. Quizás al final me olvide de ello, que no del miedo y el Paso, pero qué más da, la nada es bella, se contonea lascivamente, me mira y guiña un ojo. Anotaré ese pensamiento, así parece que haya algo de profundidad en mí. ¿Las estatuas juegan a las carreras? Mejor no anotarlo, que se pierdan tales tonterías, llamémoslas humo de cigarro o pity, que queda más universal, la vía láctea ha de comprender mis metáforas. Oh, cielos, ¿por qué carezco de habilidad para ésto? Sería tan fácil como sonreír de vez en cuando, esconder esta cara arrinconada, borde, pero no hay manera ni forma ni contorno. Se me olvida olvidar. La afasia sería una bendición, una excusa convincente. Me vienen a la cabeza palabras extranjeras, otra excusa más, otra pared tras la que ocultarse. No intentar es una posible vía, el ser sin estar es fantasmal. Parezco un muñeco. Parecer parecer, padecer la apariencia. Abandona la línea, mis alogismos van a acabar conmigo.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Ese miedo extraño a evitarme en la conversación.
Ese ladear la cabeza en pos de una ambigüedad significativa.
Ese dolor que nace al nacer.


jueves, 8 de noviembre de 2012

Decrecimiento

Aún temo a ese vacío.
Aún sueño, entre gritos, con la imagen del vaso cayendo.
Aún miro al suelo
y siento
que mis pies no caminan más que en círculos.

Por gritos y silencios transitan los trenes
que sílban al aire.
la Bocanada inconclusa
duda, otra vez, si seguir o saltar.

Masticando oscuridades
de un ayer
hoy palpitante

Aún hoy.



sábado, 27 de octubre de 2012

Ya no existen los extranjeros

El tren proclamó un grito lastimero antes de ponerse en rumbo. Mirando por la ventana un paisaje que iba descomponiéndose a medida que la velocidad aumentaba, la mujer alargaba sus dedos y empequeñecía sus pupilas. Las páginas del libro eran acariciadas con una ternura peligrosa, acecho de un caos que amenazaba con destruir en cualquier negro momento en que el alma rompiera en lágrimas.Se percibía la huida en la pose en tensión de las piernas. Lo que quedaba atrás nunca quedaría en el olvido, al igual que en la noche más oscura sentimos los pasos desconocidos acercándose sin llegar a pisar los nuestros. El eco de la miseria, las pesadillas, los días soleados que debieron ser grises. El lugar perdido podría ser ahora una utopía caída en decadencia, una Atlantis acallada por la ira de las aguas. Maquillaría sus vivencias como una prostituta oculta el último rastro de la sonrisa desdentada de la niña. Nadie soporta acariciarse con la reconocible ausencia. El anonimato acoge a cualquiera en su regazo, incluso a ella. La mujer se deshace, se disuelve. No quedará nada de sus cuentos. Sabe que el pago por escapar es alto: nunca más hablará. Este viaje se presenta despidiéndose. Es el fin de la existencia, la continuación de la vida. El principio virgen era imposible en alguien que ha visto tantas cosas que jamás serán contadas.

martes, 16 de octubre de 2012

Lucias misteriosa en la penumbra de aquel silencio abortado. La neblina difuminaba tu rostro; tu cuerpo nunca fue corpóreo. Tú nunca fuiste tú. No más de una imagen vista por mi mirada. Debí haberme acercado para comprobar si palpitabas por dentro. No me perdonaré jamás el no haberte advertido del peligro de vivir. Debí ejercer de brujo, y permitirte seguir siendo todo aquello que solamente tú podías ser. Eras una negación tan bellamente formulada, tan valiente en su combate contra lo impuesto.

domingo, 14 de octubre de 2012

Busca, busca, busca y no encuentra,
busca y pierde y siente
la carencia.

Yo no tengo palabras, paréntesis, apenas sé hablar sin hacer estallar la ira de algún académico.
Ni siquiera sé decir mi nombre sin tartamudear, sin dudar por un leve instante.
Los instantes me envuelven para posteriormente dejarme desnuda y fría. Mi piel no es cálida.
No sé nada más, no sé ni porqué no sé.
Guardo temores tan inmensos, tan profundos, que sin ellos no existiría.


Si quisiera despertar del paréntesis de este abrazo maltrecho ya sería lejano el momento en que hube perpetrado mi liberación.
Ni una sola línea más.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Era alérgica al semen. No contaré cuando fue el momento concreto en que se dio cuenta de este hecho para no caer en asuntos morbosos, más que nada. Ciertamente aquello era toda una mala suerte. Una mala suerte dolorosa. En contacto con la sustancia blancuzca se le enrojecía la piel y le salían unas desagradables manchas bulbosas. La irritación se le pasaba en una o dos horas, en las que ponía todo su esfuerzo en no rascarse. La picazón era tan inaguantable que a veces se le saltaban las lágrimas. Fue una desgracia que pereciera en aquel bukkake.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

ambigüedad

Si no encuentro algo quizás es por que no hay dicho algo esperándome en algún lugar.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Automatismo, da-da

La carcoma avariciosa.

No me supliques más finales imposibles. Los días ya se esfumaron en aquella neblina oscura del teatro cerrado. La noche no desencadenó ningún nuevo amanecer de nuevos amaneceres. Si las verdades murieron en tarros de cristal, clasificados al fondo de un armario de la despensa, no hay verde que valga. Ni niña ni adulta. Tú saltaste el abismo.

Pequeña, me impides crecer. Créeme si te revelo que es eso lo que tanto ansío. Albergan esperanzas hasta los mutilados de encontrar el Todo. Yo, mientras, me entretengo desordenando el orden de las frases. Nomás se silencia lo pronunciado, ado, ado -eco-. Primero fue el final, después llegó la partícula de luz que se ensancha al Ojo. Intolerancia a lo blanco. Cuchillas en el estómago. ¿Así se siente una vida aquí dentro? Milenios de infortunio infértil alteran la percepción. Los gestos nunca estuvieron en el mismo sitio. ¿Cuando acabará esta locura despedazada?

martes, 11 de septiembre de 2012

[en voz baja te diría que no quiero cura a los limbos de la razón, ni telas de araña bajo la cuerda del funambulista.]

miércoles, 29 de agosto de 2012

¿Donde se fueron los que debían venir a buscarme? Nunca prometieron volver, mas mis recuerdos me aprisionan y ahogan mi razón en este estanque de aguas encharcadas ¿Donde están los peces? ¿Donde yace mi fúnebre reflejo en estas negras aguas? Creo oir una melodía acompañándome en esta travesía sin fin a los mundos sumergidos en la irrealidad. Las mentiras envuelven mis heridas aunque éstas sigan sangrando. Adiós, luz. Me despido en silencio, para que no llores.

lunes, 13 de agosto de 2012

Fotografía

¿En qué estaba pensando en esta disección temporal?

¿Albergaba esperanzas para el ayer,
para el día muerto que nunca fue enterrado?
¿Albergaba esperanzas para el mañana,
un mañana que huye de los ahoras?

Las horas envidian la simplicidad del segundo,
el trazo enmarcado, el momento uno,
la unidad fragmentada en recuerdos dispares,
irreales.

Quisiera nacer y perecer en el instante.
La Nada se me antoja acogedora.


lunes, 16 de julio de 2012

El lienzo barroco exclama a grito y ausencia la confusión provocada por la situación móvil, las fracturas del esqueleto retorcido, el cuerpo que no cesa, la hija sombra de la noche arropando un rostro agonizante.

viernes, 13 de julio de 2012

-Proceda a operar, Doctor.
-Páseme la sierra, enfermera.
-Aquí tiene.

lunes, 2 de julio de 2012

Me duele no sentir la partida de los días malvas. Más bien me duele no haberla sentido cuando tenía que sentirla, porque mi cuerpo era entonces sensible a tales verdades leves, casi inexistentes. Ahora me cuesta escuchar pero aún más encontrar silencios, aquellos silencios que me llenaban, que me expiraban como si fuera aire.

lunes, 25 de junio de 2012

Amazona

Yo ansié morder la manzana y escupir el trozo robado con desdén, mirar desafiante con el fuego pasional de la juventud y desvestirme, exhibirme ante el dedo acusador y el ceño fruncido. Desee forcejear con todo grillete disfrazado de pulsera para hacer visible y molesta toda cadena que aprisiona mi cuerpo y mente, y rechazar toda inquietud inquieta en pos del enfrentamiento ciego, incesante, abrasivo. Yo que siempre fui agua estancada, enfermiza y débil, anhelé ser fuego y poder luchar en mil batallas perdidas manchadas de sangre heroica e inmortal.

lunes, 18 de junio de 2012

La escalera es de caracol y en su final enroscado se encuentra una pequeña y simple habitación prácticamente escondida. "¡Es un escondite!, exclamó él, contento de su encuentro. "Me quedaré aquí hasta que vuelva a aparecer esa luz roja". La luz roja quema y pellizca en la piel. "Si no queda más remedio, beberé del líquido azul de las botellas". La niña de manos como garras y ojos sin pupila le dice que es una excelente idea. Y ríe.

lunes, 11 de junio de 2012

calles líquidas

Los reflejos que beben del perfil borroso y la hoja que cae y se convierte en barco son testigos mudos de la curvatura de los años pesados como plomo, frágiles como pluma. Son testigos de las grietas en donde surcan los rasgos viajeros: aquel anciano que hacía llorar, aquella mujer del carrito, los niños del sur, y las manos ásperas del artista que nunca llegó a sujetar el pincel.

sábado, 9 de junio de 2012

-Lo sabia y me lo ocultaba en un intento desesperado por no resultar más herida. Pero lo sabia. Las páginas del libro acaban por perecer, por mucho que te suplique que leas una más antes de la llegada de la sombra.
Durante mucho tiempo rechacé los saberes y su crueldad. Me negué a conocer los entresijos del reloj, el entramado de hilos y nudos de los pasos, la inconsciencia de las gotas de lluvia muriendo en el cristal. Yo no quería conocer nada más que no procediera de la fábula cantada por la voz de entre sábanas de nube; aquella voz que me salvaba y condenaba por las culpas del campo adusto y hostil donde se atrevió la dulce amapola a florecer un día de otoño.
Yo quería ser olvidada en vida y recordada en cuento.


miércoles, 30 de mayo de 2012

Y miraré cómo los gusanos devoran tu mente putrefacta reprimida por la Idea carente de esfera humana. Miraré cómo te consumes y eres consumido por la indiferencia del que no oye el lloro del infante, del que no ve la injusticia que se desnuda en el grito de la plaza.

Tan solo te diré, en silencio, susurrante, que hombres como tú deberían haber nacido cucaracha.

martes, 29 de mayo de 2012

En el ojo de la cerradura se esconde la entrada a la llanura florecida junto al río rosáceo de peces amarillos que desentonan con el color. Alicia busca la forma de seguir el compás de la niña y la jovencita ya no tan niña. Crece y descrece, pero nunca desaparece, cosa a agradecer y que ella por ser chica educada agradece sin falta. Ajena aún a una inocencia vestida de soberbia: reflejo del mundo adulto a ojos de criatura; ajena al tiempo, también, pero sintiendo curiosidad por el efecto angustioso que produce. Quizás muchos sepan ya que Alicia no persigue al conejo blanco sino al mismo tiempo, más fugitivo que el animal. Pero yo lo repito por si acaso, y si pudiera hasta lo silbaría si este don me hubiera sido dado. Alicia sabe silbar, o eso dice ella, que hay que tener en cuenta que no es que sea niña con vicio a la mentira, sino que más bien se trata de una inclinación a concebir lo imaginado como real. Su ensoñación la transporta a lugares a veces bonitos, otras veces algo feos o desordenados, incluso sucios, cosa que se le hace del todo insoportable pues suele gustar el vestir medias blancas. Alicia sabe mucho porque lee libros sin dibujos. A ella no le gusta que un trozo de papel con garabatos le diga cómo son las grandes palmeras de la selva amazónica o las estalactitas de las cuevas prehistóricas. Ésto no es cierto, aquí nos ha mentido, pero se lo permitimos por haberse acabado hoy las verduras del plato. Algo que sí que es cierto es que ella ve por sí misma a sí misma, cosa que nosotros no sabemos hacerY gracias a este truco suyo ha visto sitios tan extraños, recónditos e inimaginables que son inconcebibles para cualquiera de la gente adulta que la rodea. Pero esta vez es distinta, que no diferente, pues no hay aventura igual a la otra; esta vez la oímos refunfuñar al comprobar extrañada cómo no encuentra la llave correcta y sí miles de falsas que ríen burlonas. La llanura florecida junto al río rosáceo de peces amarillos que desentonan con el color se le escapa. Ante tal frustración, la distancia aparece. Ahora intenta escapar de esa imagen infranqueable, creciendo y descreciendo, a la espera de la sentencia final del juicio que se libra dentro de ella entre la niña y la jovencita ya no tan niña.

domingo, 20 de mayo de 2012

Yo antes era. Ahora me dedico a seguir el modelo.

sábado, 5 de mayo de 2012

-¿De qué tienes miedo?
-Miedo al miedo; miedo a vivir y no morir; miedo a lo que nunca llegaré a conocer, a lo Oculto; miedo al sentir, al veneno con cura; miedo a los días que se arrastran; miedo a las alturas, al subsuelo; miedo a gritar, miedo a callar; miedo a la soledad que conlleva cualquier identidad; miedo a nombrar, a pedir, a desear, soñar; miedo a poder imaginar solo lo real; miedo a hablar sola; miedo a morir encerrada en la habitación oscura; miedo al odio que quema y consume cuerpos propios y ajenos; miedo al tú y al yo.

miércoles, 2 de mayo de 2012

-Tú.
-¿Yo?
-¿Tan extraño te parece?
-Pocas veces salgo de mí, normalmente permanezco dormida.
-¿No temes estar tan a merced del inconsciente?
-Nunca me alejo lo suficiente como para verle la cara.
-¡Tú!
-Yo...
-Te he visto: has sido vista, descubierta, nombrada. Ahora ya no puedes huir de mi memoria, porque yo recuerdo, y cuerdo recompongo lo olvidado, aunque él intente quitarme lo dado por lo que vi.
-¿Solo ves, no oyes?
-Las palabras son fantasmas.
-Por eso deben dar tanto miedo... ¿qué harás ahora que tienes la certeza de mi existencia?
-Maldecirte.
-Ya veo que debí permanecer en la sombra, oculta. Pero ello también es en parte una maldición.
-Por eso mismo he de embrujarte.
-¿Esa es tu maldición, maldecir?
-Sí, y la tuya será llorar sangre.
-Yo nunca lloro. No alcanzo al sentimiento porque lo asfixio con mi abrazo, en el lecho de mi eterno sueño sin conciencia.
-Ahora las palabras te harán ver lo que tus ojos cerrados intentan ocultar para protegerte; en ellas se reflejará el fantasma de un mundo desconocido. Y lo sentirás, y sufrirás al sentirlo, porque el sentimiento será más grande que tu frágil cuerpo, y no podrás contenerlo, y deformará tu carne, estirará tu piel hasta el extremo del dolor sin cura.
-Sentiré... ¡Sentiré...!
-Lo ves: ya lloras.
-¡Qué bonitas son mis lágrimas escarlatas!
-Cuídate de los cuentos tristes.
-Entonces me quedaré flaca de espíritu, y ya siento el hambre dentro de mí, punzante.
-Cuídate de la vida.
-Otros llorarán; ríen y lloran; viven y lloran. Y cuando caen, otros lloran en su nombre. Por suerte y por desgracia yo no tengo nombre, y así seguiré, huérfana. Los fantasmas me cuidarán.
-¿Sabes que ellos serán tu fin?
-Dejaré de saberlo, como todo lo que aprendí al dormir y luego despertar.
-Algún día escribirás con tinta roja, y morirás desangrada. Se acercará lentamente con cada línea trazada el final de tus cuentos.
-Mis cuentos malditos.
-Todos los cuentos están malditos, recuérdalo y olvida.
-Por suerte, tú nunca olvidas.
-Por suerte y por desgracia.

lunes, 23 de abril de 2012

Seguramente haya estado caminando siempre encima de suelo fúnebre; cementerios antiguos donde fueron olvidados los restos al morir el último que llorara el recuerdo de alguno de los fallecidos que yacían durmiendo bajo tierra. Yo también quiero ser abrazada por las raíces: volver al principio.
He roto espejos. He visto mi deformación gradual al reconstruir los pedazos una y otra vez. Pero eso lo hace tanta gente que siento vergüenza de mi vulgaridad. Me refugio en mis rarezas, por traerme en su extraño semblante la posibilidad de una identidad. Cuando llueve salgo a afuera a acompañar a la lluvia en su lamento, porque no soy nada más de lo que soy, y desearía ser lo imaginado, el revestimiento de la pesadilla de detrás la ventana de cortinas rojas. Subo al escenario haciendo crujir la madera bajo mis pies, concentrándome en este ruido al no poder percibir nada delante mío; nada más que luces desnudándome a la vista de rostros ciegos. No esperéis nada de mí; ningún bello salto, ninguna grácil nota, ni siquiera una cómica mueca. Yo solo he venido a ser no-vista para poder ser arrastrada por la tormenta a los refugios del olvido.

lunes, 16 de abril de 2012

¿Sabes lo que es gritar en silencio? Mi habitación está inundada de voces mudas y yo ya tengo la lengua cortada de saborear papel. Quise suplantar la piel por letras, quise alimentarme artificialmente a base de irrealidades e imágenes ciegas. Mi mundo se compone de tullidos. Y yo ya no tengo perfil; soy coja y manca, tuerta y ciega, muda y sorda. Me sorprende y molesta que aún exista[s]

jueves, 12 de abril de 2012

¿Por qué antes de ver tus facciones sentí, sin más, la esencia escondida de tu ser? Te vi tan clara y tan llena de sombras ¿Cómo contener el impulso de acercarme, de quererte conocer?

Te me escapabas: me era completamente imposible abarcarte en una única imagen, porque a cada momento, a cada movimiento que dieras, por leve que fuera, desaparecias y volvías a aparecer. Como si tu ser no tuviera límites, como si tu contorno fuera hecho de humo y tu perfil se resistiera a ser definido. Te me antojabas una pintura aún por terminar; una pintura que a cada nuevo trazo, nueva pincelada de color, dejaba a atrás su anterior forma para construir encima de ello y convertirse en algo completamente nuevo y diferente. Aunque tú parecías no tener fin en tu transformación. A veces, tenía la sensación de que retrocedías a una imagen anterior, pero se trataba únicamente de su fantasma y no de su forma original exacta. Nunca eras la de antes. Y éso te provocaba la fragilidad propia de lo ilusorio, de lo que permanece en equilibrio entre lo que es real y lo que no; en cualquier momento podías abandonar las orillas de la existencia y sumergirte para siempre en lo profundo del mar. Por ello, cada vez que nos encontrábamos y te marchabas sentía una punzada de miedo por si ese encuentro se convertía en el último. Mi adiós era siempre sincero; un adiós que englobaba toda la seriedad de la palabra.

domingo, 8 de abril de 2012

La posibilidad de la imagen ciega

La imagen es el núcleo central del circuito de relaciones contemporáneo. Las palabras suscitan la imagen pero no lo son en sí; provocan una vía de contacto diferente, un rodeo que cruza con caminos ocultos de insospechada belleza y posibilidad: la posibilidad es el vacío entre un paso y otro. La acción de caminar mueve, pare y asesina a todo lo que engloba lo posible. Presentir en el presente en que se lee algo que pasa a lo que se leyó y que muere a cada zancada, a cada posibilidad que le otorga vida y muerte en un suspiro, en un pensamiento: ello, es parte central de la magia de la imagen vista por las posibilidades de la imaginación y no por los límites propios del mundo sensitivo. La mente engaña. La vista miente por partida doble al ofrecerse como irrevocable por su vinculación con la realidad: la imagen mimética.

viernes, 30 de marzo de 2012

-Oye pequeña ¿qué haces sola en la escalera?
-Espero.
-¿A tus padres?
-No lo recuerdo.
-¿Como que no lo recuerdas? ¡Menuda niña más despistada! Seguro que tus pobres padres te están buscando, o quizás es que te has portado mal y te han castigado, qué sé yo. ¿No te da miedo estar casi oscuras aquí sola?
-No recuerdo no haber estado sola, no puedo tener miedo si no conozco nada más.
 ¿Es usted feliz?
-¿Cómo?
-Quiero saber si hay alguien que sea realmente feliz.
-(algo perplejo) ¿Qué quieres decir con ese realmente feliz? Uno es feliz o no lo es, no hay más. Yo no es que pueda quejarme, todo se ha de decir, tengo un buen trabajo, no es que sea un trabajo fascinante pero me da para vivir en una casa lo suficientemente grande para mí solo, y hasta me puedo permitir los domingos fumar algún puro de importación y tomar una copita de Whisky del bueno.
-(ojos abiertos) ¿Whisky?
-(hablando enfadado en voz baja consigo mismo con la cabeza gacha) Muy bien, Juan, hablando de alcohol a los niños, estupendo... (dirigiéndose a ella) Eh, nada, hija, nada que deba interesarte por ahora.
 -La palabra es graciosa.
-(en voz baja) Sí, humor irlandés...
-Pero por lo que me ha dicho no es feliz.
-¡Oye, que yo no he dicho que no lo sea en ningún momento!
-Pero no lo niega.
(silencio)
-(suspira) Alguien tan pequeño no debería hablar de estas cosas. Supongo que llevas un buen rato aquí sola sin hacer nada y para no aburrirte te haces preguntas. No es bueno que los niños piensen en cosas de este tipo.
-Me gusta hacer preguntas.
-¿Y siempre preguntas a desconocidos?
-Usted es la primera persona en mi vida a la que pregunto algo.
-Eso es completamente imposible y, además, si fuera verdad no podías saber si te gustaba hacer preguntas, que yo tengo estudios, jovencita, y sé lo que es una falacia. (pausa, duda) Más o menos.
-Lo acabo de descubrir ¿Qué diferencia hay? Si lo sé ahora lo único que cambia es eso, no el hecho de que me gustara o no.
-No pareces una niña hablando de esta forma.
-Tal vez se deba a que nunca juego con otros niños.
-¿Ves? Ahí está el error ¿Y no te aburres? A mí de crío me encantaba dar brincos por ahí, estaba hecho todo un pillo. ¡La de broncas que me caían por ello! (se ríe) Los niños han de jugar con otros niños, caramba.
-(sorprendida) ¿Se enfadaban con usted por ser niño?
-Bueno, los niños también han de ser obedientes y disciplinados; obedecer en todo a los padres. Es así, han de prepararse para lo que les espera de grandes.
-Yo ya espero.
-(tono socarrón) Sí, pero no estarás esperando a crecer, ¿no?
-Simplemente espero.
-¿Pero a algo o alguien?
-Algo o alguien ¿qué más da? (aire absorto)
-(Mosqueado) ¡Qué niña más misteriosa eres!
-No puedo decirle lo que no sé, existo en el misterio, no fue una elección, y si lo fue, no puedo recordarlo, era muy pequeña.
-(tono burlón) Más pequeña aún querrás decir, ¿no?
-Quiero decir lo que digo, porqué si quiero decirlo lo digo.
-¡Anda que menudo trabalenguas es este que me acabas de soltar! (mirándola pensativo) No estarás intentando tomando el pelo con todos estos cuentos, ¿no? Porque más te vale que no sea así (alza una ceja)
-¿Usted siente o asiente?
-¿No has oído mi pregunta?
-Una pregunta siempre lleva a otra pregunta.
¿Usted siente o asiente?
-¿Te estás burlando de mí, insolente?
-ya veo que usted ni siente ni asiente, simplemente no contesta.
-(abre los ojos incrédulo)¡Habrase he visto! ¡Menuda niña maleducada esta!
-(absorta en sus pensamientos) Una vez soñé que habían libélulas volando encima de una laguna: eran de colores tan vivos que resplandecían y pintaban el agua con su reflejo.
-¿Y ahora por qué diablos me cuentas esto? (a sí mismo) No sé porqué me dejo engatusar de esta manera tan tonta por una niña... hay que ver Juán, se nota que ya estás mayor... (suspira)
-(mirándole directamente a los ojos) Gracias.
-(sorprendido) ¿Por qué me das las gracias?
-Usted ha hablado conmigo, y es el primero que lo ha hecho. Mucha gente pasa delante mío pero nadie se ha detenido nunca, ni siquiera me han regalado un vistazo, ningún ademán de haber recaído en mi presencia. (con mirada llorosa) Pensaba que ya no era ni estaba. (se tapa el rostro con las manos)
-(emocionado) Venga, no llores...
-¿Se acordará de mí?
-¿Cómo?
-Prométame que no se olvidará de mí, por favor.
(silencio)
-¿Cómo te llamas?
-Janina.


miércoles, 28 de marzo de 2012

Estabas en la cama estirada haciéndote la dormida para que yo no pudiera arrebatarte tu soledad. En los bordes de tu guarida caía un espeso líquido negro. Te morías. Pero lo cierto era que ya estabas muerta, y era yo quién no quería verlo y te imaginaba haciéndote la dormida, como tantas otras veces. Tu carne se descomponía y las moscas te acechaban como buitres. Me pareció por un leve momento percibir algo de vida en ti, pero no eran más que los gusanos que se arrastraban por tus entrañas expuestas a la luz de la fea lámpara del techo.

lunes, 26 de marzo de 2012

El círculo de las hadas

En la espesura del bosque, entre los cuatro robles, brillan luces formando un círculo en movimiento continuo que susurra canciones en un idioma extraño e indescifrable; voces que suenan a libélulas silbando; regusto a aquellas palabras que se escapan al borde de la cama, cayendo del abismo creado tras el cierre del ojo.
Las hadas se mueven con elegante picardía; sus cuerpos son gráciles, sus rasgos engañosamente humanos. Pronuncian el nombre de ella, animándola a unirse a su alegre festejo. En el centro la envuelve un aroma a miel y flores, e inunda la música todo su ser, curándola de la herida propia del hombre.
¡Baila, baila!
La danza de las hadas la ha cautivado y ahora celebrará su dicha con ellas. Nunca oyó tan dulce música, nunca vio tanta belleza, tanta magia flotando en el aire. No hay cabida para tristeza alguna, ni penas ni añoranza. Solo surge de su interior el deseo de seguir bailando al canto de las leyendas fantásticas, y el miedo a que tal escenario de ensueño se apague con el amanecer. Las hadas sonríen con sus pequeños ojos de insecto; su sangre es fría y verde, sabido por el tiempo pero no por los pobres que desconocen el peligro que conlleva juntarse con el mundo de lo oculto.
¡Baila, baila!
Empieza a sentir cansancio, pero no podrá darle calma a su cuerpo. La energía invisible la obliga a permanecer en el movimiento continuo, aunque la débil carne humana no pueda resistirlo. Se despedaza su piel al forzar el límite de ésta, haciéndola aullar de dolor. Las hadas ríen con sonido de grillo. Rompen el círculo y se abalanzan sobre ella como una plaga bíblica, escarbando en su carne con ansias de saborear el gusto de las vísceras. Ni los ojos de la prisionera se salvan; su vista será robada y en la ceguera eterna afortunadamente no podrá ver cómo las criaturas juegan con los restos.
¡Baila, baila!
La sangre se esparce con cada movimiento, cada giro, cada salto. Los tobillos producen un ruido seco al romperse. Aplauden y ríen a su alrededor. La música continua sonando, cada vez más rápido, más rápido, más rápido, más rápido....
¡Baila, baila!
El cuerpo sin vida se desmorona al suelo como un títere. Las luces se apagan, la música enmudece. En su brusca despedida las hadas arrebatan sin piedad el baile, el canto y la vida. El sueño vestido de luto acaricia la cabeza de ella; por el hueco que se vislumbra en la parte no cubierta del rostro puede verse el temible perfil de una sangrienta pesadilla sonriendo tras su disfraz.

jueves, 15 de marzo de 2012

Despliege de pensamientos desordenados

Es más fácil seguir con la convicción de que organizar, estructurar, reciclar y desechar no solo es propio de lo meta o físico a secas, sino, además, y debiendo ser únicamente de este modo, el material humano es sensible al uso de tales métodos para su trato.
Cortarme la extremidad que más valoréis o, en su defecto, que menos odiéis de mí para separar las partes aprovechables de las pútridas. A tales percepciones mecánicas siento cómo se me arrebata el calificativo de existencia por una insulsa cuestión de palpitaciones erráticas.
En la secularización del mundo todos se convierten en poderosos dioses que se juzgan entre ellos, intentando prevalecer uno por encima del otro por el bien divino de la razón. Desierto permanece el Olimpo, podrida la ambrosía y avinagrado el vino.
La razón que se otorga a la objetividad indiscutible de la experiencia me hace sospechar, mas mi duda es ridiculizada. Pero me siento identificada con la desdichada Aracne y seguiré tejiendo finas telarañas para ocultarlas en los lugares más insospechados. Esperemos que sea Minerva la primera en caer en la trampa. Recemos por ello.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Odio a la niña

Porque encuentro en su movimiento la sombra de una alma herida que me acecha con su recuerdo, y escarba en mi carne en busca de aquel consuelo abortado en el gesto inacabado de un abrazo.

lunes, 12 de marzo de 2012

Lloro por la niña

Porque ella no pudo hacerlo en su momento, y los mares de la melancolía deben secarse y volverse ásperos desiertos en los que poder perderse en la inmensidad compuesta por dunas.

lunes, 27 de febrero de 2012

¡Qué extraño! Aquí hay gente con grietas en la piel de la cara. Parece habérseles caído la expresión, ¿qué serán esas marcas oscuras de debajo los ojos?

Aquí las casas se observan las unas a las otras a través de las muchas ventanas de cristal sucio que dan al patio interior. Telas desteñidas desprenden olor a productos químicos de limpieza.
Aquí hay gritos, lloros y risas que son realmente gritos, lloros y risas. No existe el latente; todo es acción, todo es en el momento, en el presente: todo es teatro. Y el teatro no es mentira ni engaño; el teatro es ver, observar el despliegue de energía de la existencia humana concentrada en una cajita de cristal, pero el material no importa, bien puede tratarse de hormigón, madera o plástico; bien pueden ser cajas de cerilla, pisos apretujados al lado de más pisos, para no pasar frío, para ampararse y esconderse del cielo.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Violeta

Hoy cuando salió a la calle su barrio de calles sucias y edificios feos se había convertido en un pueblecito costero. Saludó a todos los habitantes que se toparon en su camino al puerto: antipáticos ancianos propagaron un gruñido a modo de respuesta; vivarachas pescaderas le correspondieron a voz en grito con ademán de madre pragmática; grupos de niños jugando anunciaban su nombre entre risas; jóvenes muchachas descuidaron sus modales al no percatarse de su presencia, absortas como estaban en su vanidad adolescente; hombres de rostro cetrino, viejos lobos de mar, le devolvieron una mirada fugaz.
En el puerto los barcos descansaban. Les cantó una nana para adormecerlos y se quedó con ganas de bailar, pero no debía hacer ruido para no despertarlos. Empezó a dibujar con la mirada el perfil del horizonte. Decidió que aquel día el mar sería de color violeta, y así lo pintó.

lunes, 13 de febrero de 2012

Alberto enciende cada día el televisor nada más despertarse y, acto seguido, se dirige al lado contrario de la casa, al despacho, y enciende el ordenador que se carga lentamente con pereza. En esos minutos, Alberto aprovecha para dirigirse a la cocina y prepararse una taza de café instantáneo, de marca barata, con sabor a serrín. Con la taza humeante, vuelve con el ordenador y se sienta en la silla. De fondo, se escuchan las voces enlatadas del televisor. No tiene ni idea del programa, serie, o anuncio que se está emitiendo; ni tan siquiera podría decir qué emisora está puesta. Él simplemente necesita de ruido, pero no un ruido cualquiera; ruido a gente, a conversaciones frívolas e insulsas que le permitan cumplir con su vida de solitario sin tener que reflexionar sobre las consecuencias de su realidad.

jueves, 9 de febrero de 2012

Tú no lo entiendes.
Yo tampoco.
Lo único que soy capaz de ver en estos momentos es que cuánto más sé sobre la condición humana más me alejo de mi objeto de estudio.
Empecé a leer por vosotros: para poder comprenderos escuchando vuestras desgracias, vuestros sueños, esperanzas, alegrías cristalinas y efímeras: todo aquello que nunca nombráis en la realidad tangible. El mundo primerizo calla, y se refugia en el vacío que sobrelleva el resonar de mil voces, al unísono, pero carentes de armonía. Es en la otra realidad, en el espejo dentro del espejo, donde aprendo más, donde descubro más. Las sombras de la esencia vital tienen la capacidad de atemorizarme y al mismo tiempo de atraer mi mirada huidiza hacia ellas.
Me alejo, me alejo, me alejo; más abarca mi mirada, más frío siento.
Me pierdo en la inmensidad
-Unendlichkeit-

miércoles, 8 de febrero de 2012

Alusión al paisaje de la mirada oculta

Es en los párpados donde se encuentran las más grandes y asombrosas imágenes que el hombre jamás percibirá debido a la carencia de luz.

lunes, 6 de febrero de 2012

No enciendas la luz, siento que ya no pertenezco a su mundo, déjame taparme con los retales sueltos de la noche desaparecida. Al irse el astro de luz siento pena, cuando vuelve siento miedo. No sé si seré capaz de soportar su mirada acusadora. Una mano me arrastra a la parte oscura. Todo ocurre dentro de mi mente. Me desconozco tanto, ¡tantísimo!

Hay un hombre que nunca llora. No por falta de sentimiento, sino por la desgraciada maldición de un ente vengativo. En su lloro las lágrimas son escarlata, fruto de su propia sangre mancillada. Le conté una triste historia y casi murió desangrado. ¿Ves? no enciendas la luz, siento que podría descomponerme en la negrura.

miércoles, 1 de febrero de 2012

"Si fuera viento no tendría por qué decir adiós."
Pensó antes de saltar.

domingo, 29 de enero de 2012

Bublitschki

Hay un hombre barriendo la calle con parsimonia y sencillez. Tararea una melodía con rostro a faldas ondeando al baile de pies descalzos. Sus arrugas dan voz a tiempos pasados, su canto al sonido oculto de las fotos en color sepia. Adentremonos en su frágil y bella existencia: educado en la contradicción de manos tensas, de fácil reacción violenta, y juegos callejeros, niños de risa rebelde y pícara. Infancia volátil y encantada. Al tararear su canción se refugia en su recuerdo, su sangre late. Padres de tez oscura y pasos inquietos le legaron la música. En su juventud rechazó la llamada de sus ancestros y de sus pies crecieron gruesas raíces que le hicieron árbol de chico tronco, apenas visible en la sombra amenazante de los altos rascacielos. La mirada habla de colores ya fallecidos: en su reflejo al sol reviven por un efímero momento, humo desapareciendo en la soledad del teatro cerrado. Tiene pocas palabras, es torpe en su manejo. Se dio cuenta rápidamente de que prefería vivir modestamente en el amparo de un trabajo que le permitiera existir sin ser visto. En su escenario diario comparte tímidamente con el mundo lo único que realmente posee: la música del nómada.

lunes, 16 de enero de 2012

Urbe insaciable

El hombre que era más sombra que hombre caminaba sin rumbo por desérticas calles mal iluminadas. La ciudad había ido diluyendo su contorno, acortando su respiración, engullendo sus sentidos. Y él lo había permitido. No había tenido opción, se lo habían repetido insistentemente. El hormigón necesita mezclarse con sangre y lágrimas para ser construido, las fábricas necesitan de su esencia para convertirla en el denso humo gris que le hace toser a veces por las noches. La ciudad está tan muerta que necesita más de la vida que ellos mismos, que ya nacieron con ella. Él sabía todo eso. Todos los que vivían ahí lo sabían."¡El sacrificio! ¡El sacrificio!" repetían los altavoces por todas las calles, varías veces al día. Al sonar, la gente solía mirar movidos por un acto reflejo a las sombras que antaño habían sido hombres y mujeres sin poder evitar sentir un desmesurado respeto hacía sus consumidas personas. Todos desean ser admirados. Él lo sabía. Solía entrar voluntariamente en los conductos subterráneos donde se transportaban sus cuerpos a gran velocidad por todas las entrañas de la ciudad para ser alimentada. Quizás, por ello, aprovechaba las noches para caminar encima. En secreto se buscaba en el paisaje, entre edificios y máquinas oxidadas. Pero éso era algo de todo aquello que ya no sabía. Esperaba con impaciencia el preciso instante en que dejase atrás lo poco de hombre que le quedaba para convertirse en sombra del todo. Entonces la ciudad lo ampararía en un abrazo maternal y dejaría de sentirse un extraño más dentro de ella, como un hijo no querido. "El rechazo es el castigo para los que se dejan gobernar por la imperfección del vivir humano y no entregan sus cuidados a la urbe", así lo habían ido repitiendo insistentemente entidades de rostro anónimo subidas a elegantes tribunas.
Atrás había quedado solo y abandonado el niño de risa fácil que había sido, jugando entre espigas; el joven de palabras atropelladas, cargadas de ilusión, y aquel hombre de antaño, ya desconocido, que un día quedóse cautivado con la visión de una hoja otoñal desprendiéndose del árbol como una lágrima traicionera. La sombra que era solo sombra y no hombre caminaba delante de todos ellos, sin mirar ni atrás ni adelante. Sin mirar ni saber.

lunes, 2 de enero de 2012

Poema en la noche

Cierra los ojos y ve luciérnagas de luz azul iluminando la oscuridad de su sueño, como siempre, pero nadie le cree. Se incorpora del lecho y mira desorientado a su alrededor: la ventana muestra el manto nocturno tiznado del tímido brillo de las estrellas. Hoy no hay luna. Se acerca, tambaleándose, al escritorio inundado de papeles amarillentos, desordenados y arrugados; coge uno de ellos, lo despliega y aplana hasta devolverlo a unas condiciones decentes, y empieza a recitar; primero susurrando, jugando con el silencio, y, lentamente, sube el tono de voz e inunda el cuarto de palabras:

"Las luciérnagas alumbrarán el camino inhóspito de los que sienten lo invisible: la sonrisa solitaria de la Luna."

Repite una y otra vez lo escrito. Y finalmente se desploma de rodillas al suelo, exhausto, aletargado, vacío.