lunes, 27 de febrero de 2012

¡Qué extraño! Aquí hay gente con grietas en la piel de la cara. Parece habérseles caído la expresión, ¿qué serán esas marcas oscuras de debajo los ojos?

Aquí las casas se observan las unas a las otras a través de las muchas ventanas de cristal sucio que dan al patio interior. Telas desteñidas desprenden olor a productos químicos de limpieza.
Aquí hay gritos, lloros y risas que son realmente gritos, lloros y risas. No existe el latente; todo es acción, todo es en el momento, en el presente: todo es teatro. Y el teatro no es mentira ni engaño; el teatro es ver, observar el despliegue de energía de la existencia humana concentrada en una cajita de cristal, pero el material no importa, bien puede tratarse de hormigón, madera o plástico; bien pueden ser cajas de cerilla, pisos apretujados al lado de más pisos, para no pasar frío, para ampararse y esconderse del cielo.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Violeta

Hoy cuando salió a la calle su barrio de calles sucias y edificios feos se había convertido en un pueblecito costero. Saludó a todos los habitantes que se toparon en su camino al puerto: antipáticos ancianos propagaron un gruñido a modo de respuesta; vivarachas pescaderas le correspondieron a voz en grito con ademán de madre pragmática; grupos de niños jugando anunciaban su nombre entre risas; jóvenes muchachas descuidaron sus modales al no percatarse de su presencia, absortas como estaban en su vanidad adolescente; hombres de rostro cetrino, viejos lobos de mar, le devolvieron una mirada fugaz.
En el puerto los barcos descansaban. Les cantó una nana para adormecerlos y se quedó con ganas de bailar, pero no debía hacer ruido para no despertarlos. Empezó a dibujar con la mirada el perfil del horizonte. Decidió que aquel día el mar sería de color violeta, y así lo pintó.

lunes, 13 de febrero de 2012

Alberto enciende cada día el televisor nada más despertarse y, acto seguido, se dirige al lado contrario de la casa, al despacho, y enciende el ordenador que se carga lentamente con pereza. En esos minutos, Alberto aprovecha para dirigirse a la cocina y prepararse una taza de café instantáneo, de marca barata, con sabor a serrín. Con la taza humeante, vuelve con el ordenador y se sienta en la silla. De fondo, se escuchan las voces enlatadas del televisor. No tiene ni idea del programa, serie, o anuncio que se está emitiendo; ni tan siquiera podría decir qué emisora está puesta. Él simplemente necesita de ruido, pero no un ruido cualquiera; ruido a gente, a conversaciones frívolas e insulsas que le permitan cumplir con su vida de solitario sin tener que reflexionar sobre las consecuencias de su realidad.

jueves, 9 de febrero de 2012

Tú no lo entiendes.
Yo tampoco.
Lo único que soy capaz de ver en estos momentos es que cuánto más sé sobre la condición humana más me alejo de mi objeto de estudio.
Empecé a leer por vosotros: para poder comprenderos escuchando vuestras desgracias, vuestros sueños, esperanzas, alegrías cristalinas y efímeras: todo aquello que nunca nombráis en la realidad tangible. El mundo primerizo calla, y se refugia en el vacío que sobrelleva el resonar de mil voces, al unísono, pero carentes de armonía. Es en la otra realidad, en el espejo dentro del espejo, donde aprendo más, donde descubro más. Las sombras de la esencia vital tienen la capacidad de atemorizarme y al mismo tiempo de atraer mi mirada huidiza hacia ellas.
Me alejo, me alejo, me alejo; más abarca mi mirada, más frío siento.
Me pierdo en la inmensidad
-Unendlichkeit-

miércoles, 8 de febrero de 2012

Alusión al paisaje de la mirada oculta

Es en los párpados donde se encuentran las más grandes y asombrosas imágenes que el hombre jamás percibirá debido a la carencia de luz.

lunes, 6 de febrero de 2012

No enciendas la luz, siento que ya no pertenezco a su mundo, déjame taparme con los retales sueltos de la noche desaparecida. Al irse el astro de luz siento pena, cuando vuelve siento miedo. No sé si seré capaz de soportar su mirada acusadora. Una mano me arrastra a la parte oscura. Todo ocurre dentro de mi mente. Me desconozco tanto, ¡tantísimo!

Hay un hombre que nunca llora. No por falta de sentimiento, sino por la desgraciada maldición de un ente vengativo. En su lloro las lágrimas son escarlata, fruto de su propia sangre mancillada. Le conté una triste historia y casi murió desangrado. ¿Ves? no enciendas la luz, siento que podría descomponerme en la negrura.

miércoles, 1 de febrero de 2012

"Si fuera viento no tendría por qué decir adiós."
Pensó antes de saltar.